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La&nbsp;<a href="https://elpais.com/elpais/2018/02/21/gente/1519202720_894437.html" target="_blank">estremecedora historia de las peligrosas complicaciones que tuvo la tenista Serena Williams</a>&nbsp;tras el nacimiento de su hija es un recordatorio de que el parto puede ser mortal para las madres y los reci&eacute;n nacidos. El problema de Williams fue una embolia pulmonar (la formaci&oacute;n de un co&aacute;gulo en el pulm&oacute;n). Ella consigui&oacute; la atenci&oacute;n m&eacute;dica que le salv&oacute; la vida, pero millones de mujeres en todo el mundo no reciben el tratamiento que necesitan.

Cada a&ntilde;o, m&aacute;s de 5,6 millones de madres y reci&eacute;n nacidos&nbsp;<a href="https://elpais.com/elpais/2018/02/12/planeta_futuro/1518433864_237363.html" target="_blank">mueren durante el embarazo</a>, el parto o el primer mes de vida. Uno de los principales factores de complicaciones y muerte perinatal es la mala calidad de la atenci&oacute;n en las 48 horas que rodean el parto. Estas muertes afectan gravemente a las familias y a las comunidades. Y para colmo, son casi todas evitables. El 99% de las&nbsp;<a href="https://elpais.com/tag/mortalidad_materna/a" target="_blank">muertes maternas</a>&nbsp;y el 80% de los fallecimientos de reci&eacute;n nacidos pueden evitarse con atenci&oacute;n adecuada.

Las causas de muerte de madres y beb&eacute;s&nbsp;<a href="https://elpais.com/elpais/2017/08/24/planeta_futuro/1503575185_193366.html" target="_blank">en el momento del parto son conocidas</a>. Los principales asesinos de las mujeres son las hemorragias, la sepsis, el parto obstruido y la eclampsia. Para los reci&eacute;n nacidos, los mayores riesgos son la asfixia, el nacimiento prematuro y las infecciones.&nbsp;<a href="https://elpais.com/economia/2017/09/06/actualidad/1504655874_408474.html" target="_blank">Hace d&eacute;cadas que se sabe c&oacute;mo evaluar,</a>&nbsp;tratar y prevenir estas causas de fallecimiento. En muchos casos, la diferencia entre la vida y la muerte depende de medidas sencillas como lavarse las manos, mantener al beb&eacute; caliente con el m&eacute;todo canguro (contacto piel con piel) o tratar la hipertensi&oacute;n.

En todo el mundo, el parto &mdash;que antes era en casa&mdash; se produce idealmente en centros m&eacute;dicos con&nbsp;<a href="https://elpais.com/elpais/2018/05/04/planeta_futuro/1525439316_433632.html" target="_blank">personal cl&iacute;nico entrenado</a>&nbsp;que puede proveer asistencia en forma m&aacute;s segura. Esto deber&iacute;a implicar una mejora de la atenci&oacute;n y de los resultados. Pero en muchos lugares, el aumento de los partos hospitalarios respecto de los caseros no redujo la mortalidad. Hay ocasiones en que los centros no pueden proporcionar ni siquiera la atenci&oacute;n m&aacute;s b&aacute;sica (por ejemplo, medir la presi&oacute;n arterial a la parturienta) y las mujeres padecen falta de privacidad y de higiene, e incluso maltratos del personal.

Es evidente que para seguir reduciendo la mortalidad y morbilidad materna y neonatal es necesario mejorar y fortalecer las capacidades y la calidad del tratamiento en las salas de atenci&oacute;n primaria que ofrecen servicios de parto. La pregunta es c&oacute;mo.

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